La mayor parte de la ciudadanía cree que con
depositar la basura en un contenedor cumple con la premisa del
reciclaje. Durante unos años hubo una concienciación de separar lo
orgánico de lo inorgánico, y dentro de éste el plástico, el cartón, el
vidrio o las pilas, por poner un ejemplo. Se ubicaron puntos de recogida
fijos y móviles para pequeños electrodomésticos o muebles. Pero con el
tiempo aquello pasó de moda.
No es extraño caminar por una de nuestras urbes y
encontrarse un frigorífico, un microondas o un butacón roto al lado de
los contenedores para el depósito de materiales específicos. "¡Ya
vendrán a recogerlo!", piensan los que ahí lo dejan, pese a que los
concellos dan facilidades para llevarlos si se les avisa. Por eso es
precisa una nueva concienciación, ya que de nada sirve implementar
políticas de reciclaje si la ciudadanía no se implica.
Sogama, que con su gran planta en Cerceda agrupa
prácticamente a todos los ayuntamientos de Galicia, apenas llega al 10%
del reciclaje de las basuras que recibe; Albada, que la tiene en Nostián
y acoge al ámbito metropolitano de A Coruña, a pesar de que comenzó
bien su proyecto innovador, con respecto al anterior se acerca solo al
doble, y la planta del Barbanza en Lousame, quizá por estar en un ámbito
más rural, supera el 36% merced a la fabricación de compost.