La
ecología política basa su teoría y praxis en la reflexión y acción en la lucha
contra la llamada “crisis ecológica” y en la propuesta de nuevos modelos de
producción y consumo compatibles con los límites ecológicos del Planeta y la
justicia y ética socio-ambiental. Pero ¿qué llamamos exactamente crisis
ecológica? ¿En qué fenómenos concretos se manifiesta y qué relaciones guarda
con el sistema socio-económico actual?
La crisis
ecológica es principalmente una crisis de escasez: escasez de materias primas, de
energía, de tierras y de espacio ambiental para mantener el ritmo de la
economía actual, y aún menos extenderlo a todos los países del Sur y dejarlo en
herencia a las generaciones futuras. El modo de producción y de consumo
impulsado por el Norte no tiene en cuenta los límites físicos del planeta, tal
y como lo deja patente la huella ecológica: si todas las personas de este mundo
consumieran como la ciudadanía española, necesitaríamos tres planetas. Mientras
tanto, la humanidad ya supera en un 50% su capacidad de regenerar los recursos
naturales que utilizamos y asimilar los residuos que desechamos (WWF, 2012).
Por su parte, el alcance de la dominación humana y de la amplitud de la crisis
ambiental que provoca, queda claro por lo menos a través de los seis fenómenos
siguientes (Vitousek y sus colaboradores (en Riechmann, 2008)):
1.
Entre
la mitad y una tercera parte de la superficie terrestre ha sido ya transformada
por la acción humana.
2.
La
concentración de dióxido de carbono en la atmósfera se ha incrementado más de
un 30% desde el comienzo de la revolución industrial.
3.
La
acción humana fija más nitrógeno atmosférico que la combinación de las fuentes
terrestres naturales.
4.
La
humanidad utiliza más de la mitad de toda el agua dulce accesible en la
superficie del planeta.
5.
Aproximadamente
una cuarta parte de las especies de aves del planeta ha sido extinguida por la
acción humana.
6.
Las dos
terceras partes de las principales pesquerías marinas se hallan sobreexplotadas
o agotadas.
En
este contexto, según Lipietz (2012), incluso podemos hablar hoy de una
“segunda” crisis ecológica mundial, después de una primera que sitúa durante la
Gran Peste del siglo XIV. Al igual que la Gran Peste, la crisis ecológica
actual tiene como origen un conflicto entre la Humanidad y la Naturaleza, a
través de la relativa escasez de producción alimentaria y los peligros de su
propio sistema energético para la población humana. Además, se transmite por los
canales de la globalización económica y golpea civilizaciones muy diferentes
aunque lo suficientemente parecidas como para poder producir y padecer efectos
semejantes. Sin embargo, según el teórico francés, la crisis ecológica actual
se diferencia profundamente de la crisis “exógena” de la Gran Peste (un
microbio desconocido y devastador que ataca a sociedades debilitadas por un
cambio climático de origen no antropogénico y la baja productividad agrícola)
por ser el resultado de la dinámica social e histórica del propio modelo de
desarrollo: el propio liberal-productivismo ha generado
la tensión actual entre Humanidad y Naturaleza.
Fuente: Ecoticias 2013.